Entonces en la
escala de la tierra he subido
entre la atroz
maraña de las selvas perdidas
hasta ti,
Macchu Picchu.
Alta ciudad de
piedras escalares,
por fin morada
del que lo terrestre
no escondió en
las dormidas vestiduras.
En ti, como
dos líneas paralelas,
la cuna del
relámpago y del hombre
se mecían en
un viento de espinas.
Pablo Neruda
Mirando el horizonte en esos
atardeceres memorables de verano, no distingo un límite, el cielo me muestra
caminos, historias, destinos, la sombra de la noche aparece imponente. Se
percibe plena paz, armonía infinita en todos los elementos de la naturaleza, me
dejo envolver por el juego inconfundible de colores perversos y amables que el
cielo en su inmensidad esconde. Una luna me sonríe, yo le sonrió a ella, un
coqueteo místico entre dos seres nacidos de un todo, un solo pensamiento aflora
en mi ser, una conformidad con mi origen, con mi raza, con mi vida, con mi
patria.
Revolviendo el pasado de mis más
próximos ancestros, pude identificar en la mayor parte de ellos un especial y
fervoroso apego hacia su patria, hacia mi país, Perú. Databa el día 28, del mes de Julio, del año
1821, cuando un joven gallardo de nacionalidad argentina, Don José de San
Martín, tras una complicada conspiración con las masas indias, mestizas y
criollas logró liberar al Perú del poderío de la corona española que se
habían asentado en el territorio peruano con el nombre de colonia durante casi
tres siglos. Fue de aquel glorioso día el origen de la República Peruana, la
alegría de sus habitantes invadió toda la nación, ya no había opresión
española, ¡Al fin libres!, gritaban todos. Sin embargo a lo largo de ese siglo
la paz que se supone obtendríamos luego de aquel radical cambio se vio
ennegrecida por dos grandes enfrentamientos bélicos: La Guerra con España de
1864 – 1866 y la Guerra de Pacífico de 1879 – 1883. Estos dos conflictos (En
especial el último) y el arduo trabajo de reconstrucción nacional que se
llevaron los antiguos peruanos durante ocho gobiernos y más de un lustro de
años, generó en ellos y en su seguidas generaciones un sentimiento profundo de
identidad y amor hacia el Perú. Durante este periodo y los próximos cincuenta
años era usual ver en las escuelas y en las calles peruanas a personas cantar
el himno nacional y las deliciosas canciones criollas con voz ardiente que al
ser escuchadas conmovía y alimentaba las almas de cada uno de sus intérpretes y
oyentes, las multitudes desfilaban por las calles portando orgullosos una
escarapela bicolor en el lugar preciso en donde se puede oír el ritmo cardíaco, los hogares tendían en sus altas y enmaderadas cubiertas una bandera
rojiblanca que victoriosa y llena de pasión se batía con el viento.
Pablo Neruda fue un famoso poeta
del siglo XX, que a pesar de su nacionalidad chilena, escribe un conjunto de
XIII poemas denominado “Las alturas de Machu Picchu”, en cuyos versos se puede
denotar una profunda admiración por el territorio peruano y la majestuosidad
que aquella ciudadela inca que no solo representa un trozo de un imperio
extinto, sino que también el renacimiento de una etnia y la valoración de sus
forjadores.
Entonces me pregunto: ¿Hace falta el
poema de un extranjero para ver lo maravilloso de nuestro país? ¿Era necesario
que Hiran Bingham se autodenomine como “descubridor científico” de Machu Picchu
para darnos cuenta de lo que ya teníamos? ¡No! Aprendamos a amar a nuestro
país, llenémonos de algarabía cuando podamos deleitarnos con esa culinaria
excelente que poseemos, bailemos un huayno, una polca, un festejo, una
marinera, aprendamos a emocionarnos con un vals, reconozcamos el talento
nacional, miremos nuestros territorios y enorgullezcámonos por tener tan ricas
tierras, tan puro aire, tan bellas playas, tan majestuosas montañas, tan
esplendorosa selva, tan diversas culturas y razas, elevémonos como el cóndor
hacia la cima de los Andes y demostremos a mundo el gran honor que significa
ser peruano, expongamos y presumamos en gran potencial de nuestro país,
luchemos por ser cada día por alcanzar la perfección, así y solo así llevaremos
a nuestra patria a cumbre del mundo.
Si usted al igual que yo es peruano,
en estos días festivos, deténgase un momento, mire al
cielo, sienta el susurro del viento, conmuévase junto con la luna,
vuélvase a plantear porque realmente peruano, si es porque nació dentro de este
territorio o porque se siente orgulloso de su país. Bien me despido expresándole a todos mis compatriotas en
general “Felices Fiestas Patrias”, por el sacrificio de
nuestros ancestros y por la libertad que nos otorgó San Martín ¡Viva el Perú! Aquí les dejo un audio de poema del celebre Neruda a Machu Picchu, disfrútenlo.